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El punto de partida
En el barrio de Prosperidad, un edificio originalmente concebido como espacio de trabajo ha sido reconvertido en un conjunto residencial de 21 viviendas. El proyecto plantea una nueva utilización del inmueble, conservando ciertos elementos de su carácter original mientras redefine completamente los interiores para adaptarlos a las exigencias actuales.
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El reto
La intervención planteaba un doble desafío. Por un lado, se trataba de reconfigurar completamente los espacios interiores, diseñados originalmente para un uso laboral, para transformarlos en viviendas funcionales y cómodas de una y dos habitaciones, incluyendo opciones accesibles. Por otro lado, se buscaba mantener y poner en valor la fachada del edificio, un vestigio representativo del estilo brutalista de los años 70, caracterizada por su singular relieve y uso del hormigón expuesto.
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El resultado
El proyecto culminó con la creación de 21 viviendas, cinco de ellas de dos habitaciones y el resto de una, diseñadas para maximizar el confort y la funcionalidad. Mientras el interior fue completamente renovado para responder a las demandas actuales, la fachada original se mantuvo como un elemento identitario, conectando el edificio con su pasado arquitectónico y urbano.























